Cuando doy charlas, a menudo me acercan personas preocupadas por su memoria. Tal vez están estudiando para un examen y no sienten que aprendan tan bien como sus compañeros. Tal vez se olviden de cerrar la ventana cuando salen de la casa. O tal vez tengan dificultades para recordar un evento que ocurrió hace unas semanas, pero que todos los demás pueden describir con vívido detalle.
Sentir que su memoria puede no estar a la altura puede ser inquietante o incluso aterrador. Y eso no es sorprendente, la memoria nos convierte en quienes somos. Ser capaz de reflexionar y compartir el pasado es fundamental para nuestro sentido de identidad, nuestras relaciones y nuestra capacidad para imaginar el futuro.
Perder parte de esta habilidad no solo causa problemas en nuestra rutina diaria, sino que amenaza la noción de quiénes somos. Por mucho, el mayor temor a la salud en personas mayores de 50 años es la enfermedad de Alzheimer y la pérdida catastrófica de la memoria personal que conlleva.
Trastornos de la memoria en jóvenes.
¿Son las preocupaciones sobre la memoria la preservación de la generación posterior al retiro? Parece que no. De hecho, si las tendencias modernas son importantes, las personas más jóvenes están igual de nerviosas de perder el acceso a su pasado. Vaya a cualquier gran concierto en estos días, y su vista del intérprete con frecuencia se verá oscurecida por un mar de teléfonos inteligentes, cada uno de los cuales transmitirá imágenes y sonidos a un registro digital permanente y seguro.
Desde los habitantes de las cuevas, los humanos han encontrado formas de preservar el conocimiento y las experiencias, pero ¿el estilo de vida moderno lo ha llevado demasiado lejos? ¿Podría una dependencia excesiva de la tecnología hacer que nuestros sistemas de memoria sean más perezosos y menos eficientes?
Algunos estudios han encontrado que el uso de un motor de búsqueda en Internet puede llevar a una mala recuperación de la información, aunque otro estudio publicado recientemente no logró replicar este efecto. Y la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que en estas situaciones no es que la memoria se vuelva menos efectiva, solo que la usamos de manera diferente.
¿Qué hay de grabar eventos en un teléfono inteligente? Un estudio reciente mostró que un grupo que se detenía para tomar fotos a intervalos regulares tenía "un recuerdo más pobre del evento" que aquellos que estaban inmersos en la experiencia. Y una investigación anterior sugirió que las fotos ayudaron a las personas a recordar lo que vieron, pero ... redujeron su memoria de lo que se dijo. Parece que el factor clave en estas situaciones es la atención: tomar fotos activamente puede distraer y distanciar a alguien de los aspectos de una experiencia, lo que significa que se recuerda menos.
Sin embargo, hay formas novedosas de solucionar este problema si insistes en tomar fotografías. Nuestro propio trabajo ha demostrado que se puede contrarrestar la distracción si las fotos se toman automáticamente, usando una cámara portátil.
Tecnologia y memoria
Si bien puede ser cierto que la tecnología está cambiando la forma en que usamos nuestra memoria a veces, no hay razón científica para creer que reduce la capacidad inherente de nuestros cerebros para aprender.
Sin embargo, en la sociedad acelerada y exigente de hoy, hay otros factores que pueden tener un impacto negativo, por ejemplo, la mala calidad del sueño, el estrés, las distracciones, la depresión y el consumo de alcohol. La buena noticia es que estos efectos generalmente se consideran como temporales a menos que se prolonguen durante largos períodos de tiempo.
Hay un pequeño número de personas que pueden experimentar problemas de memoria más allá del olvido cotidiano. Las lesiones en la cabeza, los accidentes cerebrovasculares, la epilepsia, las infecciones cerebrales, como la encefalitis, o las afecciones congénitas, como la hidrocefalia, una acumulación de líquido en el cerebro, pueden llevar a una pérdida significativa de nuestra capacidad para retener y recordar información. Y recientemente, una nueva condición ha sido identificada, que es una deficiencia severa de la memoria autobiográfica, que describe un pequeño porcentaje de la población que reporta un deterioro específico pero notable en la capacidad de recordar su pasado.
Sin embargo, estas personas son la excepción, y la mayoría de las personas que se preocupan por su memoria no tienen un motivo real de preocupación. Cuando se trata de recordar, todos tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades. El amigo que obtiene las mejores calificaciones en todos los cuestionarios de un pub puede ser el mismo que siempre olvida dónde dejó su billetera. Y la pareja que puede describir las vacaciones del año pasado con increíble detalle puede tardar una eternidad en aprender un nuevo idioma. De hecho, incluso los campeones de la memoria del mundo reportan olvidos cotidianos, como perder sus llaves.
En general, cuando nuestra memoria nos falla, es porque estamos cansados, no prestamos atención o intentamos hacer demasiado al mismo tiempo. El uso de listas, diarios y recordatorios de teléfonos inteligentes no hace que la memoria sea menos eficiente, sino que libera al cerebro para hacer otras cosas. Y en lugar de hacernos perezosos, buscar algo en Internet puede ayudar a reforzar o enriquecer nuestra base de conocimientos.
Pero puede haber ocasiones en que la tecnología se interponga en el camino, distrayéndonos de un momento potencialmente especial, o atrayéndonos a navegar por la web en lugar de dormir lo más necesario. La mayoría de los lapsos de memoria cotidianos se pueden arreglar simplemente por ser más conscientes y menos ocupados. Entonces, si quieres recordar el tiempo que pasas con tus amigos, mi consejo es que disfrutes el momento, luego converses y disfrutes de una buena noche de sueño.
Este artículo apareció originalmente en La conversación.
Catherine Loveday es neuropsicóloga en la Universidad de Westminster.