¿Qué es la infección crónica del oído?
La infección crónica del oído es una infección del oído que no sana. Una infección recurrente del oído puede actuar como una infección crónica del oído. Esto también se conoce como otitis media aguda recurrente. El espacio detrás del tímpano (el oído medio) se ve afectado por esta infección.
La trompa de Eustaquio, un tubo que drena el líquido del oído medio, puede obstruirse y provocar una infección. Esta acumulación de líquido en el oído medio presiona el tímpano, causando dolor. Si una infección progresa rápidamente o si no se trata, puede causar la ruptura del tímpano. Las trompas de Eustaquio en los niños son más pequeñas y más horizontales, por lo que pueden enchufarse más fácilmente. Esta es una de las razones por las cuales las infecciones de oído ocurren con más frecuencia en niños.
¿Cuáles son los síntomas de la infección crónica del oído?
Una infección crónica del oído puede causar síntomas más leves que una infección aguda del oído. Los síntomas pueden afectar uno o ambos oídos y pueden ser constantes o aparecer y desaparecer. Los síntomas de una infección crónica del oído incluyen:
- sensación de presión en el oído
- dolor leve en el oído
- drenaje de fluidos de las orejas
- fiebre baja
- pérdida de la audición
- problemas para dormir
Un bebé con una infección de oído puede parecer más inquieto de lo normal, especialmente cuando está acostado, ya que esto ejerce presión sobre el oído. Los hábitos de comer y dormir de su bebé también pueden cambiar. Tirar y tirar de la oreja también puede ser un signo de una infección crónica del oído en los bebés. Sin embargo, esto también puede ser causado por la dentición o la exploración del cuerpo.
Cuando ver a tu doctor
Si usted o su hijo tiene síntomas de una infección aguda del oído, como dolor de oído, fiebre y problemas de audición, debe consultar a su médico. El tratamiento oportuno de una infección aguda del oído puede ayudar a prevenir una infección crónica del oído. También debe ver a su médico si:
- se le ha diagnosticado una infección aguda de oído pero no responde al tratamiento recomendado por su médico
- se le ha diagnosticado una infección aguda de oído y experimenta nuevos síntomas, o si los síntomas empeoran
- si su hijo muestra síntomas de una infección de oído recurrente
Opciones de tratamiento
Las infecciones crónicas del oído requieren tratamiento médico. Sin embargo, los tratamientos caseros pueden ayudar a aliviar sus síntomas. Los tratamientos caseros incluyen:
- Sostener una toallita tibia o fría en el área dolorosa
- usando adormecedoras gotas para los oídos
- tomar un analgésico de venta libre, como paracetamol o medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) como el ibuprofeno
Medicación
Si tiene una infección de oído crónica, su médico le recetará antibióticos. Estos pueden tomarse por vía oral o (rara vez) administrarse por vía intravenosa si la infección es grave. Su médico puede sugerir gotas para los oídos si tiene un agujero (perforación) en el tímpano. Pero no debe usar algunos tipos de gotas para los oídos si su tímpano tiene una perforación. Su médico también puede recomendar antibióticos gotas para los oídos o sugerir el uso de una solución diluida de vinagre.
Cirugía
Su médico puede recomendar una cirugía para las infecciones crónicas del oído que no responden al tratamiento o que causan problemas de audición. Los problemas de audición pueden ser especialmente problemáticos en los niños. Los problemas de audición pueden causar problemas de habla y lenguaje en un momento importante del desarrollo.
Su médico puede insertar quirúrgicamente un pequeño tubo a través del tímpano para conectar el oído medio y el oído externo. Insertar tubos en los oídos ayuda al drenaje del líquido en el oído medio, lo que puede reducir la cantidad de infecciones y la gravedad de los síntomas. Los tubos del oído se colocan generalmente en ambos oídos. Este procedimiento se llama timpanostomía bilateral.
Para realizar este procedimiento, un cirujano hará un pequeño orificio en el tímpano (miringotomía). El líquido se succionará fuera de la oreja y se insertará un pequeño tubo a través del orificio. Los tubos generalmente se caen por su cuenta, alrededor de seis a 18 meses después de que se insertan. Es posible que deba extraer los tubos quirúrgicamente si no se caen.
Se pueden requerir otros tipos de cirugía si la infección se ha diseminado. Hay huesos pequeños en el oído medio que pueden infectarse. Si esto sucede, es posible que se requiera cirugía para repararlos o reemplazarlos. Una infección crónica del oído también puede dañar el tímpano. Si el tímpano no se está curando adecuadamente, es posible que necesite una cirugía para reparar el daño.
En raras ocasiones, la infección se puede propagar al hueso mastoideo, que se encuentra detrás de la oreja. Se requiere cirugía para limpiar la infección si se propaga al hueso mastoideo. Esto se conoce como una mastoidectomía.
¿Cuáles son las consecuencias de los síntomas no tratados?
Una infección crónica del oído puede causar varios problemas si no se trata. Las posibles complicaciones incluyen:
- pérdida de la audición
- Daño a los huesos en el oído medio.
- infección del hueso mastoideo
- Daño a la función de equilibrio en el oído.
- drenaje de un agujero en el tímpano
- Timpanosclerosis, un endurecimiento del tejido en el oído.
- Colesteatoma, un quiste en el oído medio.
- parálisis facial
- inflamación alrededor o en el cerebro
Consejos de prevención
Hay varias cosas que puede hacer para ayudar a reducir su riesgo y el de su hijo de desarrollar una infección de oído crónica. Asegúrese de hablar con su médico si tiene una infección aguda de oído para que pueda ser tratada y no se vuelva crónica.
También es importante mantenerse al día con las vacunas contra la influenza, la neumonía y la meningitis. Las bacterias neumocócicas, que pueden causar neumonía y meningitis neumocócica, también causan aproximadamente la mitad de las infecciones del oído medio, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Otros consejos para prevenir infecciones de oído incluyen:
- Dejar de fumar y evitar el humo de segunda mano.
- Bebés lactantes durante el primer año de vida.
- Practicar una buena higiene, incluyendo lavarse las manos regularmente.